¡Si el mundo fuera como el mundo
que ven tus ojos: la retama
dorada, el carmín, el azul
pulsando sus mágicas arpas!
Y los seres en romería,
claros los cielos y las almas,
claros cuerpos vertiginosos
que apetecen cimas y alas.
(No el amarillo de la envidia,
ni el gris de la desesperanza.)
Una perpetua fiesta, un mundo
recién nacido, una palabra
de amor, un cántico y un sueño
que navega sobre las lágrimas.
A María Antonia Dans
José Hierro
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